jueves, 14 de febrero de 2008

Feliz Culero Dia De San Valentin


Y quien era San Valentín??? alguien sabe?? a alguien interesa? pues a mi no! pero les voy a decir, Valentín fue un sacerdote quien, en contra de un decreto dictado por el emperador romano, casó en secreto a dos jóvenes enamorados, o sea que le gustaba el pedo al vato,aun con eso era un tinglado tan falso y consumista como la navidad. Quizá por eso se celebraba en medio mundo. Yo siempre había intentado pasar de todas esas fiestas de mierda.
Tan sólo no significaban nada para mí. La natividad me la sudaba tanto como la nochevieja o los reyes magos. El día de los enamorados es tan estúpido como el día del cumpleaños o la fecha de las elecciones generales, aunque estuve de representante de partido en casilla, fuck, q puto dia tan asquerozo aquel, pero en fin, bueno yo se algo, "El amor no existe" fue un invento de los productores de flores para venderlas. Lo sangrante es que, en última instancia tan sólo se trata de nuevos pretextos para que la gente compre más y más. Vivimos en un hipermercado global. Yo no puedo compartir eso al 100%. Se trataba de una visión demasiado benévola. Demasiado optimista y parcial. La cruda realidad era que ya habíamos sido reducidos a material fungible, no sólo estructural, sino espiritualmente. Por mucho que nos duela, la inmensa mayoría de nosotros somos consumidores en tanto no seamos mercancía a consumir. O ambas cosas al mismo tiempo, que también ocurría bastante en los barrios más jodidos.El caso es que a ti te gusta toda esa mierda de los regalos en el día de los enamorados. Mi amor. Mi puta. Mi perdición. Bueno, más que gustarte creo que insistes en ello como modo subliminal de tocarme los huevos. Como entretenimiento perverso destinado a ponerme de mal humor. Como forma sutil de recordarme que, pese a todo, seguimos juntos.Yo decidí darte gusto, aunque fuera por una vez en la vida. Agarré el cuchillo de cortar pan, ese enorme y dentado, y practiqué un orificio en mi caja torácica con sumo cuidado. Aquello dolía bastante, pero la botella de vodka que me estaba esparciendo por encima, entre trago y trago, actuaba de eficaz anestésico. La sangre manaba a chorros de mi pecho, pero como parecíamos tener tanta no importaba demasiado.En seguida me encontré con las costillas, así que tuve que subir a pedirle prestado el martillo al vecino del ático. El muy cabrón aún lo tenía alojado en su cráneo. Con la ayuda del martillo casqué el esternón como si fuera una nuez, y luego todo fue mucho más fácil. Fascinante la pleura subiendo y bajando, ritmo acelerado, y las dos bolsas pulmonares en plas tragicómico, como preguntándose qué pasaba en su antaño cerrado perímetro.El corazón resultó estar un poco más alto de lo que las taquicardias me habían sugerido. Era un órgano bastante apestoso. Oscilante y aparentemente frágil. Tono carnicería. Dolor y vida esparciéndose por el suelo blanco de la cocina. Un auténtico baño de sangre.Necesité de los alicates para tirar de aquello mientras me invadía un leve mareo. Algo no iba bien en la máquina. Al fin y al cabo estaba tratando de arrancarle en motor... en marcha. Poco recomendable. Poco recomendable, desde luego.Finalmente lo sonseguí. Algo se desgarró de mis entrañas con un sonido acuoso y los tubos que iban a parar al jodido corazón empezaron a chorear sangre como si de una manguera de bomberos se tratase. Decidí utilizar una bolsa de la compra como provisional sustituto. Anudé sus extremos a las principales venas y arterias y aquello empezó a llenarse como un globo. Por algún extraño motivo todavía no había perdido el conocimiento.Arrastrándome, llegué al salón, donde pasabas la tarde masturbándote con un plátano verde (vaginalmente) y unas bolas chinas (analmente). Abriste los ojos y pude darte mi regalo de San Valentín. Mi jodido corazón en una bandeja de plata que tiempo atrás nos había regalado tu madre.- Toma cariño, dije. Para que luego digas que no soy detallista.- Ohhhhhhhh, exclamaste. Es lo más bonito que han hecho por mí.Luego caí muerto con una sonrisa en los labios. Y tú me chupaste el pene aprovechando el ratito de rigor mortis. El amor era eso y mucho más.
Texto original: Diario impresentable

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