miércoles, 20 de marzo de 2013
Soy Malvado
Era una tarde fría de marzo. De esas alteradas por el puto calentamiento global. Tu piel estaba pálida, casi morada por el frió y la deshidratación. Tu rostro expresaba tristeza y depresión.
Tu cuerpo de ninfa comenzaba a adelgazarce por el encierro y la desnutrición.
Cuando era niño atrapaba aves, las encerraba en la oscuridad y las dejaba morir de hambre. Ese era el plan inicial contigo pero no, decidí prolongar tu agonía al dejarte comer de vez en cuando.
Esa tarde tan parecida a todas mis tardes y tan distinta a las tuyas, la depravez invadió mi ser, sentí como un sentimiento de odio y lujuria nacía desde mi estomago y se expandía por todo mi cuerpo, camine hacia donde te encontrabas, abrí la puerta y desate tus manos, olias a mugre y sudor, a enfermedad, a puta. Te tome del cuello con rabia, tu mirada estaba ida, un par de golpes te volvieron la presencia.
Recorrí tu flaco cuerpo con mis manos, fuerte, tan fuerte que quería desgarrarte la piel, luego lamí sin parar toda tu carne.
No se donde diablos sacaste ánimos pero note tu respiración agitada, gemías como puta, estabas caliente. Baje mis dedos a tu vagina y estaba húmeda, estabas lista para coger maldita sádica.
Una bomba de lujuria y depravez estallo dentro de mi. Rápidamente te tire al piso, tus huesos sonaron al golpearce contra en duro concreto. Fui a ti y puse mi pene frente a la cara, chúpalo te dije.
No se si fue por que estabas hambrienta pero lo chupabas bastante bien, mamabas si parar. Te puse de pie y te cargue con mis brazos, los tuyos rodearon mi cuello y tu cadera quedo justamente sobre mi pelvis metiéndome en ti de un solo golpe, tu dejaste salir un grito de agonía y placer. Entre gemidos y respiraciones agitadas me decías que me odiabas pero que me deseabas, que el maltrato y la violencia te llenaban de placer.
Encúlame, gritaste efusivamente.
Te solté y gire para que tu culo quedara frente a mi, metí mis dedos a tu coño empapado y lubrique tu ano, aquel delicado y rosado y sucio orificio sagrado.
Se dificulto un poco entrar pero una vez dentro no dejabas de moverte, entraba y salia de ti una y otra vez y no dejabas de gritar y maldecir.
Te detuve y así , en esa posición, a gatas, tome de mi pantalón una bolsa con cocaína y dibuje una linea en tu espalda, la inhale hasta el final y continué con mi labor.
Seguimos así unos once minutos mas hasta que no pude mas y deje salir todo mi semen dentro de tu culo.
Un hilo de semen chorreaba de ti y con tu dedo intentaste detenerlo, me mirabas con odio.
Eres un idiota, un perfecto y gran idiota dijiste.
Salte sobre ti y te quise golpear, con tu mano detuviste el golpe y con una fuerza sobre humana me tiraste al piso.
Mi semen funciono como una especie de droga potenciadora que al ser absorbido por la mucosa de las paredes de tu intestino te dio una fuerza descomunal, llevabas planeándolo varios días maldita perra.
Ahora morirás, dijiste.
Y por que sigo vivo?
Hazme un puto favor y acaba con mi vida.
Tomaste un tubo que esta en el piso y atinaste unos cien golpes haciendo mierda mi cráneo.
Ahí acabo mi vida e inicio la tuya.
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