martes, 1 de abril de 2008

48 horas




Hemos follado durante 48 horas seguidas. Nuestros cuerpos son maquinarias desbocadas, engranajes a punto de griparse por lubricación deficiente. Abro un nuevo tubo azul de gel respetuoso con el látex y el medioambiente. Meto mi lengua en tu ano de diosa treintañera que aún no conoce la decadencia. Sabes a frutas. Los tipos de Durex añaden sabores afrutados a sus mejunjes, son unos cachondos. Me gusta dilatarte el alma con mi lengua. Me gusta que lamas mi sudor. Me gusta que eructemos el aire viciado de nuestros estómagos vacíos en los besos más apasionados. Para la masa apestamos, pero somos deliciosos. 48 horas de sexo constante con intervalos de sueño y pesadilla. Hidratación en forma de agua mineral, hielo con un chorro de whisky y vino tinto. Estuvo bien la hora 19, metidos en la bañera, la botella de Beronia empapándonos de uva podrida. Los labios libando el preciado vino sobre la piel mugrienta del otro. Esto es amor, dije en algún momento entre la hora 20 y la 27. Esto debe ser amor, murmuraste antes de perder el sentido en algún momento entre la hora 30 y la 33.Hemos follado durante 48 horas seguidas. Creo que nunca había permanecido realmente vivo durante dos ciclos diurnos concatenados. La vida te da sorpresas, y el corazón es un animal extraño. Cuando los corazones son dos, con sus arritmias, taquicardias y agradables correcciones en forma de latido contrapuntístico, todo roza lo excelso. Lo sublime. Aprendes mucho en 48 horas. Acabas por saber de memoria la localización de los lunares de tu amante. Y su ciclo de oxigenación más o menos constante. En 48 horas tienes tiempo para hacer un mapa mental de la carne que folla a tu carne. De la carne que viola a tu carne. De la carne que da vida y sentido a tu carne. En 48 horas compartes fluidos deliciosos y olores excesivamente intensos. Hasta la intimidad del cagar pierde su valor cuando te fundes así con alguien.Nunca había follado 48 horas seguidas, ni creo que vuelva a hacerlo. No voy de romántico pretendiendo la muerte perfecta en brazos de su amada. Dudo que haya amadas que deseen morir de cansancio a lomos de un semental en sus horas más inspiradas. Cuando sincronizas el catarro primaveral con la llegada de un nuevo frente frío. Cuando tu polla es la brecha de aire ártico metiéndose entre las nalgas de los dos potentes anticiclones que nos asolan. Cuando tu coño es el puto Edna a punto de erupcionar, y a la vez la fosa de las Marianas, o un agujero negro tan denso que no deja pasar ni la puta luz de lo que en tiempos se llamó amanecer. 48 horas acaban por resumir el sentido de 48 siglos. Es la grandeza del ser humano. De la vida celular constantemente viciada, condenada al abismo de la podredumbre.
Hemos follado durante 48 horas seguidas. No se trataba de acuñar un nuevo récord. De hecho quizá sólo disfrutásemos de 6 o 7 orgasmos. No se trataba de demostrar nada a nadie. Ni de vender la moto de la eterna juventud. No había mitos por derrotar ni trascendencias por descubrir. Tan sólo ocurrió como sólo pasan las cosas más imprevistas y a la vez más determinantes. Tan sólo nos dejamos llevar, como quien asume el cáncer terminal o el premio de 10 millones de euros en la lotería de los ciegos. Quizá empezaste a gustarme en algún momento entre la hora 38 y la 40. Quizá empezaste a sentir cierta consideración conmigo en algún momento entre la hora 42 y la 47. Mis recuerdos están borrosos. El ácido láctico apareció relativamente pronto como señal naranja de alerta. La nevera estaba surtida, pero el kéfir no acababa de combinar adecuadamente con ese delicioso escarchado de vodka con lima. Johnnie Walker aportó ciertas reservas de coherencia que se fueron a la mierda cuando intervino la siempre isotónica birra.Hemos follado durante 48 horas seguidas, y tú me confiesas que tampoco lo habías hecho. Tras dormir un especie de coma de duración indefinida compartimos la ducha de la separación. La ducha de la despedida. Nuestros sexos están irritados, saciados y hasta moribundos. Nuestros cerebros han perdido como el 10% de su capacidad de memoria. Articulaciones abrasadas, músculos doloridos por el azúcar de las agujetas. Intestinos gaseosos y destemplados, tanto por el uso como por la irregular ingesta alimenticia. Si esto no es amor debe tratarse de algo parecido al suicidio. Quizá seamos los pioneros de una nueva era. Quizá nuestras esterilidades combinadas hayan concebido durante 48 horas a ese Demian o Anticristo de fascinantes ojos malévolos.
Fuente: Diario impresentable

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