miércoles, 30 de abril de 2008

Deseos Divinos


No te encontraba por ningun lado de el lugar completamente repleto de criaturas extaciadas en busca de sexo, hasta que de pronto, y ya perdidas las esperanzas de encontrarte esa noche, divise tu siliueta angelical , tu mirada se cruzó con la mía, sentí como un escalofrío recorría mi cuerpo cuando te mire con otro, no te puedo explicar que fue lo que pasó, solo sé que al saludarte y sentir tu caluroso abrazo, bajé las defensas de mi corazón y empecé a rendirme a tus caricias, sentir tu aliento cerca de mi oreja, tu suave piel rozando la mia, tu dulce voz diciendo algo que no pude escuchar por el volumen de la musica a todo si esplendor, pero logró que mi cuerpo reaccionara inmediatamente, atando mis manos a tu cintura, olvidando los desengaños que he vivido, tus manos lentamente se metian bajo mi camisa y me diste las mas dulces caricias que jamas recibire, mis dedos empezaron a descubrir tu geografía, mientras nuestros sudores se mezclaban comenzando al unirnos en ese baile de cortejo.

Las palabras estuvieron de más, solo nuestros gemidos y el sonido de nuestras respiraciones con fuerza se escuchaban en nuestras mentes, la danza de las caricias empezó su obra, nuestras bocas reconocían nuestra piel, abrías tus brazos para aferrarme fuertemente a tu pecho, sentía tu tibieza sobre mi cuerpo, tus piernas se fueron entremetiendo con las mías, me insinuabas sin palabra alguna con los movimientos de tu cuerpo que querías entregarte a mi, que necesitabas ser mía, que deseabas en ese momento volverte para siempre mi mujer…


Mi boca descubrió cada una de las reacciones de tu cuerpo mientras entretenido en tu pecho te empecé a entregar mi alma, tus uñas se clavaban en mi espalda, mis dedos reconocían el hogar que habría de habitar a partir de ese momento, tus piernas abrazando mi cintura, nuestras caderas adquiriendo un ritmo acompasado, tu humedad sobre mi virilidad, tu espalda arqueada, mis manos temblorosas intentando detenerte en mi, el tiempo detenido, el mundo sin girar, el exterior se nos volvió de nada, la luna, muchedumbre vigilante, observaba celosa de mi.

Tus manos buscando las mías, tu boca saciando su sed en la mía, nuestros cuerpos se volvieron uno, Dios hablándonos mientras en nuestra mesa sucedía el milagro del amor, desde ese momento sabía que por siempre serás mía y que yo siempre te perteneceré, la lluvia de sensaciones bañaron nuestras pieles, las emociones estaban a flor de piel, te entregabas a mi en cuerpo y alma, me di a ti con todo lo que puedo llegar a ser, el cansancio y nuestros cuerpos temblorosos se desplomaron en el sofa sin dejar de estar abrazados… te deseo te dije a mis adentros y el tuyo lo escuché en tus caricias…

Tu cabello dejo caer su tormenta sobre mi pecho, apenas tenía fuerza para abrazarte a mi, el amor nos había hecho, una nueva historia estaba naciendo esa noche de caluroso verano, al amanecer fue una delicia saber, entender y sentir que la mejor noche de mi vida no había sido un sueño, que estabas ahí, junto a mi, con una sonrisa escondida de satisfacción en tu rostro, con la mirada enamorada, esa noche empezaste a ser mía y me juré llevarte conmigo siempre!!

Gracias mi amiga!

1 comentario:

moni dijo...

esa noche no puede haber quedado mas satisfecha y complacida por haber disfrutado de tu compañia y de los dulces besos que tan amorosamente correspondias ademas de que llenaste el vacio que de la necesidad de caricias y el ardiente deceo de sentirte a mi lado todo fue pasando y no hubo un solo instante que no disfrutara y aunque es cruda la realidad de el dia siguiente por no tenerte mas a mi lado y solamente conservar la ilucion de volver a compartir momentos como los vividos en un futuro no tan lejano solo paso los minutos y ahora solo me queda vivir pensando en lo bien que la pasamos