El calor empapaba las ropas de sudor, el ruido del mariachi de la mesa de al lado hizo que tuviera que hablar gritando para que se me escuchara, cosa que luego de unos minutos provoco que mi voz se gastara. Hombres gordos y mujeres teñidas de avanzada edad montaban un panorama un poco deprimente para mi, que ya tengo tres décadas, pensé - ojala no termine como esos viejos, se ven ridículos. Sintiéndose veinteañeros.
No aparecía por ningún lado. La recepción de mi teléfono se interrumpió por la saturación de las lineas. No había manera de contactarla. Intente mandarle un mensaje de texto que a duras penas logre enviar. Un whiskey buchanan's 12 para volver mas amena la espera. Contemple por un rato las jovencitas que posaban a lado del monumento al encierro. Me volví morboso al ver sus cuerpos jovenes, sus pieles tersas. Mierda , quise ligar a una de ellas en lugar de seguir esperando, pero decidí arriesgarme a ella. Otro whiskey.
El lugar a cada minuto se llenaba mas, personas entraban y salían y ella no aparecía. Sentí que mi móvil vibro en mi bolsillo. Una llamada perdida. De inmediato llame con la poca señal del servicio de porquería de telefonía y por fin escuche su voz.
-Me tardo una hora.
-Esta bien, te espero.
Demonios, otra hora. Fuck! No importa, su cuerpo valía la pena. Otro whiskey.
Los proveedores comenzaban a ponerse pedos. Me preguntaban si mi amiga iba a llegar. Conteste que si.
Unas asiáticas arribaron al monumento al encierro , no se quien le puso ese nombre a esa manada de toros de metal, pero atraía chicas, que era lo que importaba. Eran dos. Con tres whiskeys en mi sangre empecé fantasear con esas dos pálidas y pequeñas mujeres, eran lindas las muy putas, siempre desee hacerlo con dos a la vez. Otro whiskey.
Intente llamarle otra vez, entro la llamada pero la desvio. Sentí ira. Quise maltratarla y humillarla por hacerme el plantón. Cuando giro la mirada, estaba ahí. Con todo su esplendor. Con todo su resplandor que ahora llevo en mi alma, me hipnotizó su pelo, sus ojos y su bella sonrisa. Todo parecía detenerce ante su presencia, los mariachis callaron, alguien pauso el tiempo para que solo ella y yo existiéramos en ese instante.
-Hola.
-Hola como estas?
-Bien
-Sientate, pide algo para que comas.
Tomo la carta con tus delicadas manos y empezo a alardear sobre su experiencia culinaria. Eligio el platillo mas costoso de el menú. Costillas de cerdo. Días antes me había comentado que no comía carnes rojas, pero no podía desaprovechar la oportunidad de un buen plato a costa de un tío caliente.
Contemple cada uno de sus movimientos mientras comía, me encanto como tomaba el trozo de carne con sus manos y mordía, rasgando, saboreando como si hiciera una felacion a la costilla. Por un momento imagine que era de mi de quien comía, que se alimentaba con mi carne y con mi sangre, con mis huesos. Me sentí exitado, me puse duro y por mi mente pasaban imágenes de mi pene dentro de su boca, lo saboreaba con pasión.
-Hey, hey. Estas en otro mundo.
-Perdón me distraje un minuto.
-Tienes que probar esto, esta delicioso.
-No gracias.
No podía comer mi propio pene, como hiba yo hacer eso.
-Bueno, te lo pierdes.
Luego de terminar me hizo una invitación a otro antro de moda. Accedí a ir junto con mis compañeros que por un buen rato me olvide de que existían, para mi solo existía ella.
Bebimos hasta el amanecer y su actitud era un tanto extraña, tal parecía que se esforzabas para que consumiésemos mas y mas. Al cabo de las 2 a.m. el cansancio me desgarraba, decidí que era hora de retirarnos y descansar. Ella , al darce cuenta de eso, de inmediato sugirió que bailáramos. Movía su cuerpo como una puta serpiente al acecho, sabia seducirme y hacerme ceder.
El gerente del lugar le hacia señas, ella le respondía con otras, algo se me hizo extraño. Cuando descubrió mis sospechas me abrazo y beso, sentí como me ponía duro, y ella lo sintió también. Pero un celo me atormentaba , que demonios se traían el gerente y ella, algo tramaban y estaba a punto de descubrirlo.
Su presencia era grata, no se digan sus caricias y sus besos. Sugirió que comprara otra botella de whiskey, que no era nada barata, su valor en ese lugar era 300 por ciento mayor al valor comercial. Hasta que los descubrí, par de putos. Ella y el gerente llevaban una relacion puta - padrote. Su trabajo era seducirme , cuando accedí a comprar la botella pude ver como el gerente le hizo gesto de satisfacción y felicitación por su trabajo, a la muy puta.
Todas la palabras, todas las caricias y todos los besos fueron rentados, me cobró por cada uno de ellos. Lucró con su amor, me lo rentaba sin darme cuenta. El arrendador se llevaba la mejor parte. Que era mi dinero y su cuerpo.
Yo solo me quede con la peor parte, el sabor amargo de el engaño y el sobregiro de mis tarjetas de crédito.
La próxima vez que la vea la violare en público y luego la mataré.
Fucking bitch